sábado, 28 de mayo de 2011

CONVENTO Y MUSEO DE SAN AGUSTÍN



La construcción del convento de San Agustín se inició en el año de 1580 y fue concluida por el Arq. Juan del Corral en 1650. Este convento al igual que otros se convirtió en un cuartel militar en la época de la revolución liberal; todos los enfrentamientos ocasionaron la destrucción de la decoración.
La construcción se basa en el modelo andaluz ya que posee corredores alrededor del patio y una pila en el centro.
El convento tiene en su interior varios corredores compuestos por 9 columnas toscanas de capitel dórico y 10 arcos de medio punto. Las paredes de este convento muestran una valiosa y destacada galería en la que se pueden observar 39 lienzos de los cuales 25 pertenecen a Miguel de Santiago con su técnica del Claro-Oscuro en los que se detalla la vida y milagros de San Agustín. Además hay 12 lienzos anónimos atribuidos a la Escuela Quiteña del siglo XVII y 2 lienzos pintados por Luis Cadena, artista quiteño del siglo XIX.

La iglesia está compuesta por:


CORO DE LAS IGLESIA DE SAN AGUSTÍN
Es la única parte original que se conserva de la iglesia, tiene una bóveda de estilo gótico compuesto por arcos ojivales; presenta colores oscuros y eso es lo que lo hace diferenciar de los otros elementos de la iglesia porque todo fue refaccionado y modificado luego del terremoto de 1878.
Dispone de una ventana sencilla la cual permite la iluminación   del  coro, adornado con una sillería tallada en madera de cedro. En la pared se puede apreciar una serie de altos relieves que muestran a la Orden Agustina cada uno de ellos separados entre sí por columnas labradas y doradas destacándose San Agustín.
En el centro del coro se levanta un hermoso e impactante órgano considerado uno de los mejores de Quito.






TORRE
Desde cualquier parte del Convento se puede observar su torre, la más ancha de Quito, con una altura de 40 m. Sobre la cúpula descansa la imagen de San Agustín fue tallada en madera en el siglo XX. Actualmente esta imagen ha sido sustituida por una de hormigón armado con iguales características que la anterior.





SALA CAPITULAR
La Sala Capitular esta ubicada en el corredor oriental, posee un piso hecho en ladrillo. El objetivo principal de su construcción era albergar a la Comunidad Agustina, por este motivo la sillería trabajada en madera  de  cedro   negro   al  natural,  se  dispone alrededor de la sala; tiene capacidad de acoger a 150 personas. Este conjunto de sillería presenta al estilo Barroco Español.
La decoración religiosa que se encuentra en esta sala capitular se la denomina “Calvario”, es un trabajo realizado en madera y cubierto con pan de oro. Posee tres esculturas realizadas por José Olmos alias “Pampite”, estas obras son: San Juan Evangelista, la Virgen María y Cristo.
El techo es artesonado de estilo mudéjar de influencia árabe; se puede observar varios lienzos de la Escuela Quiteña que representan a obispos y mártires.

ATRIO Y FACHADA
El atrio labrado todo en piedra es diferente a los otros atrios del Centro Histórico pues posee 5 gradas que descienden hacia la puerta de entrada de la iglesia. En el ángulo de se encuentra una cruz de piedra labrada que data del siglo XVII, donde se destaca un pequeño Cristo.
La fachada es toda de piedra y tiene 2 cuerpos separados por una cornisa sostenida por ménsulas en cuyos intervalos se puede encontrar las representaciones de los 4 evangelistas: un ángel (San Mateo), dos águilas (San Juan), dos leones (San Marcos), y dos bueyes (San Lucas).
En el primer cuerpo se encuentra 2 pares de columnas dóricas que sostiene el arco de medio punto que da lugar a la puerta principal de la iglesia.



En el interior de este gran museo también encontramos el famoso Museo de Miguel de Santiago.
Este museo posee tres salas, todas albergan maravillosas obras las cuales son consideradas piezas únicas.


PRIMERA SALA
En esta sala se pueden observar varias obras atribuidas a maestros de la Escuela Quiteña. El pintor más relevante fue Bernardo Rodríguez ya que plasmó a los cuatro doctores de la Iglesia que son: San Gregorio, San Agustín, San Ambrosio y San Jerónimo. Todas estas magníficas obras fueron realizadas en lienzo y datan del siglo XVIII. La característica principal de todas las obras es la utilización de los colores rojo, azul, blanco y dorado.
Encontramos varias escultural del siglo XVIII de autores anónimos; se caracterizan porque fueron talladas en madera y policromadas, también se las cubrió con pan de oro y todas poseen ojos de vidrio.
Además hallamos un Libro Coral del siglo XVIII, elaborado en pergamino, con pinturas vegetales y escritura a mano. Tiene una pasta de madera forrada de cuero.


SEGUNDA SALA
En esta sala encontramos varias obras pertenecientes a los siglos XVII, XVIII Y XIX.
Durante el siglo XVII se utilizó el pan de oro para decorar la vestimenta de las esculturas, tenían los ojos pintados y los rasgos físicos eran sutilmente toscos. Como ejemplo se observa la escultura de San Pedro.
En el siglo XVIII, las esculturas ya poseían ojos de vidrio, el rostro de las esculturas era terminado con la técnica del encarnado para darle brillo. La obra que se muestra es Cristo Resucitado.
En el siglo XIX se mezclan las dos técnicas, es decir que se encuentran unas esculturas con ojos de vidrio y otras con ojos pintados.
En pintura se pudo observar varios cuadros elaborados por Miguel de Santiago un ejemplo es: La Visita de Cristo a San Agustín.


TERCERA SALA
Encontramos un Cristo Yaciente del siglo XVII traído de España, su característica particular es ser una sola pieza de madera excepto el brazo derecho. Su tamaño es de una persona adulta.
Se observa claramente el dramatismo representado por sus heridas, a su vez posee un rostro muy expresivo.

Los candelabros o tenebrarios son verdaderas piezas de arte, tallados en madera con la representación más simple sobre la muerte: un cráneo y un par de huesos cruzados. Su finalidad es funeraria y es de uso exclusivo de la iglesia.

 El convento de San Aguntín es una edificación llena de historia, el cual muestra una riqueza única tanto de arte como de cultura. Este lugar mantiene y conserva la esencia de lo que fue Quito en la época colonial.

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